Los dragones de Komodo


Desde 2009 cuando vinimos por primera vez a Indonesia nos quedó la espinita clavada de no haber visto los dragones de Komodo. Ahora por fin nos hemos quitado el antojo y los hemos visto. Reto superado! Respecto a cómo llegar a flores, la logística de encontrar hotel y contratar excursión, escribiremos un post detallado que creemos que podrá ayudar a mucha gente. De momento me centraré en la experiencia de tener a unos bicharracos tamaño Falete delante. Nosotros contratamos una excursión de un día que nos llevaba a varios puntos de interés cerca de Flores. La excursión, tras mucho buscar, la sacamos para nosotros y una pareja encantadora a la que hemos conocido aquí, Clara y Timon, española ella y medio griego medio alemán él, por 450000 rupias (unos 32€) cada uno en un barco solo para nosotros cuatro. A eso hay que sumarle la entrada del parque Nacional de Komodo (250.000 rps). El caso es que conocimos a Clara y Timon buscando la excursión, y cuando los escuchamos hablar en español les preguntamos si nos uníamos para hacerlo y así fue. Y estuvo genial, porque congeniamos muy bien y pasamos un día muy bonito juntos. El barco saldría al día siguiente a las 5:30 de la mañana, así que allí nos encontramos los cuatro y empezó la aventura. La primera parada fue en la isla de Padar, una isla entre Komodo y Rinca con unas vistas espectaculares. Os dejamos una foto, no hay más que decir.


Allí estuvimos como una hora tras la que salimos rumbo a la isla de Komodo. Allí tienes que pagar la entrada al parque y te asignan un guía. Al nuestro no se le entendía ni media palabra porque parecía que tenía una patata en la boca al hablar, así que lo apodamos cariñosamente "el bocallena". Con el bocallena nos fuimos a buscar a los dragones tras cargar con un arma infalible por si algún dragón se ponía gallito: un palo. No habíamos caminado más de 50 metros cuando vimos al primero a la sombrita de la cocina del recinto, al olor del cazón en adobo y los montaitos de pringá que seguramente servirían allí de desayuno. Y la verdad es que impresionan mucho, son unos lagartos enormes con unas garras que te podría rajar de arriba a abajo con solo rozarte, y con unas babas resecas alrededor de la boca como para darle un besito. Pues allí estaba el bicho, descansando a la sombrita para quitarse del calor diurno. Como llegamos a la hora del calor estaban poco activos. Seguimos caminando y vimos a dos más igualmente tumbados a la sombra y al lado de un charquito de agua donde podían beber y al que se acercan sus posibles presas para beber y así darles fácil caza. Pero parecían ni inmutarse al ver a los guiris haciéndoles fotos. Por lo visto la siesta para los dragones también es sagrada. Hicimos el treking mediano (hay corto, mediano, largo y aventurero) que supuestamente duraba hora y cuarto, pero nos lo ventilamos en 40 minutos, se ve que el bocallena tenía más hambre que Elena recién levantada y metió el turbo. Desgraciadamente no vimos ningún dragón más, aunque vimos un ciervo y un jabalí salvaje. Pero contando con que son salvajes, creo que ver 3 no está nada mal. Nos quedamos con la sensación de que había sido todo muy rápido. Te cuesta mucho tiempo y dinero encajarte allí y en media hora ventilado, de vuelta al barco que se ha acabado tu trekking.






De ahí fuimos a pink beach, una playa muy bonita donde hicimos snorkeling y vimos mogollón de corales y peces de colores. No es nada especial, pero para un rato esta bien. La única pega es que el agua estaba fría y no aguantamos mucho. Y de ahí pusimos rumbo al manta point, que no es un sitio lleno de gente vendiendo CDs ilegalmente, sino una zona donde se concentran decenas de mantas con las que puedes nadar. Eso sí, si eres rápido, porque nadan a una​ velocidad tremenda. El capitán del barco, que rozaría los 18 años raspados, aceleraba y las adelantaba y luego nos tirábamos al agua a esperar a que pasaran por nuestro lado, y fue alucinante! Ver a decenas de mantas nadar alrededor tuya es algo indescriptible (y un poco acojonante, la verdad). Fue la guinda del pastel para acabar un día memorable. Llegamos a Labuan Bajo como a las 6:30 de la tarde, así que vimos el amanecer y el atardecer desde el barco, y las puestas de sol aquí son preciosas. 
Esa noche cenamos en los puestos de pescado que hay cerca del puerto, pescado fresco hecho a la barbacoa, buenísimo y bien de precio. 







Al día siguiente cogimos una motito y nos fuimos con Clara y Timon a una playa que hay cerca del pueblo y allí estuvimos bañandonos y pasando la mañana tranquilos. Elena, Timon y yo fuimos nadando a una isla que había enfrente de la playa, desde la que había una vista preciosa. Después de comer y de merendar con sobremesa de largo y tendido como nos gusta a los españoles, nos fuimos a ver el atardecer desde un mirador en lo alto de una colina. Y como ya os he dicho antes, los atardeceres son preciosos, se pone el sol por el mar rodeado de islas llenas de vegetación... Una pasada.


 Las vistas de la bahía de Labuan Bajo

 Había vistas preciosas por todos lados

 Los atardeceres eran espectaculares

 Y las playas perfectas

 Labuan Bajo desde arriba

Y tras unos días muy tranquilos y tras haber cumplido el sueño de ver los dragones de Komodo, volvemos a Bali para pasar los últimos días en Indonesia de nuevo en el relax de la playita y los buenos restaurantes, que aún no nos hemos recuperado del todo del trabajo en la fundación.
Pronto os podremos un post detallando como llegar a la isla de Flores desde Bali o las Gili, con precios orientativos. Un abrazo a todos y disfrutad!



Si quieres información precisa de cómo llegar a Flores, precios de hoteles y excursiones, pincha AQUI y mira nuestro post con todos los detalles y precios.


La aventura de Pablo y Elena Web Developer

3 comentarios:

  1. que preciosidad de sitio soy tu hermano salva

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  2. Wow, absolutely fantastic blog. I am very glad to have such useful information.
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